Por: Johanna Encarnación
La mujer ha sufrido desde los inicios de la civilización, de un trato discriminatorio en todos los ámbitos de la vida pública y privada. La participación política ha sido uno de ellos, en donde antiguamente se consideraba que la mujer no poseía las capacidades mentales suficientes para emitir su opinión referente a asuntos públicos, ni mucho menos formar parte de la vida política de los países; existía la creencia generalizada de que las mujeres no eran aptas para trabajos intelectuales, solo debían dedicarse a las labores del hogar y por ello se les negaba la oportunidad de una educación.
La consolidación de las instituciones democráticas promoviera una mayor participación de la mujer en la elaboración e implementación de las leyes y políticas públicas que la afectan en su vida diaria.
En la actualidad, la cultura machista de nuestra sociedad mantiene en desventaja la participación política de la mujer, evidenciándose en el bajo porcentaje de mujeres que ocupan cargos de poder en los gobiernos y partidos políticos.
De acuerdo con los expertos en esta materia, los principales obstáculos que presentan las mujeres al ostentar un puesto en la política son:
• La existencia de una cultura política discriminatoria en gobiernos y partidos
Políticos.
• Escasa valoración de las capacidades y aportaciones de las mujeres al ejercicio del poder político.
• Falta de programas que promuevan la participación de las mujeres, y
• La mayor dedicación de las mujeres al cuidado de su familia.
A pesar de estos obstáculos Las mujeres en las últimas décadas han venido escalando posiciones en los gobiernos de algunos países latinos y centroamericanos aun del Caribe como Haití, no solamente para desempeñar un cargo de diputadas, senadoras, ministras, sino que han alcanzado la presidencia de la República.
Tal es el caso de la social demócrata Laura Chinchilla, quien recientemente ganó las elecciones presidenciales de Costo Rica con un 47 por ciento del voto, convirtiéndose en la quinta mujer latinoamericana elegida a la presidencia.
Otras de las mujeres que han alcanzado la presidencia son la chilena Michelle Bachelet, las argentinas María Estela Martínez de Perón y Cristina Fernández, la boliviana Lidia Gueiler, la nicaragüense Violeta Barrios de Chamorro, la ecuatoriana Rosalía Arteaga, la panameña Mireya Moscoso y la haitiana Ertha Pascal-Trouillot.
En nuestro país las mujeres no se han quedado atrás, y es que aquí contamos con una serie de mujeres que se han destacado en la política hasta alcanzar ocupar la vicepresidencia de la república, como es caso de la doctora Milagros Ortiz Bosch, actual candidata a Senadora del Distrito Nacional por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Un vistazo al espectro femenino en las boletas de los principales partidos políticos dominicanos, resaltan la calidad de mujeres como: Alexandra Izquierdo, vice sindica del distrito nacional, por el partido Reformista Social Cristiano, Cristina Lizardo, Senadora de la provincia santo domingo, por el partido de la liberación Dominicana (PLD).
Rafaela Alburquerque, Peggy Cabral, Amarilis Santana, son algunas de las mujeres que están en el tablero de las candidaturas del momento. Estas grandes damas son reales exponentes de la lucha continua del acceso de la mujer a las estructuras de poder en el ámbito político nacional.
En ese sentido El Art.1 de la Ley 12-2000 indican que “cuando se trate de cargos de diputados, en la composición total de las nominaciones y propuestas de la Junta Central Electoral, los partidos y las agrupaciones políticas incluirán una proporción no menor del treinta y tres por ciento (33%) de mujeres a esos cargos.
Aunque hay quejas de que no se cumple la cuota legal del 33%, la mujer dominicana ha estado presente cada vez con mayor fuerza, aportando al proceso democrático una activa participación en la política partidaria como vía de acceso al poder político.
