lunes, 25 de agosto de 2008

EL PRESIDENTE LEONEL FERNÁNDEZ Y EL ARTE DEL SILENCIO



Por: Victor Cruz
Periodista Invitado por Actualidad Con Johanna
Hay una extensa área en el océano Pacifico, más allá de la isla de Vancouver, conocida como la “zona del silencio”. Desde el punto de vista acústico, ésta es un área muerta, pues ningún ruido puede penetrarla. Lugares como ese son raros en nuestros días, ya que vivimos en la “civilización del ruido”.

Hoy los aliados al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) han comenzado a hacer ruidos, no nos referimos especialmente al Bloque Institucional Social Demócrata (BIS) o a los Partidos de la Unidad Nacional (PUN), UDC, PTD, PQDC y PPR.

No, nos referimos al Partido Verde Social Cristiano Futuro Verde, y más de doscientas organizaciones y movimientos accidentales, que apoyarón en las pasadas elecciones al hoy oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), muchos de esos votos se le endosaron al partido que liderea el doctor Vincho Castillo (Fuerza Nacional Progresista, FNP) o el Partido de Max Puig Alianza por la Democracia (APD). En las elecciones pasadas muchos de esos votos fueron usados para colocarlos en un lugar atractivo como cuarta y quinta posiciones en el recuadro Electoral Nacional.

Hoy a ocho días del Presidente el doctor Leonel Fernández Reyna de haberse juramentado ante la Asamblea Nacional para un nuevo período gubernamental (2008 – 2012), es hora de reconocer el aporte de estos aliados, es la hora del culto, es momento de meditación y oración, y pedirle a Papá Dios. Pero ¿qué hacemos generalmente? Arrodillarnos frente al silencio y a la promesa augusta del presidente, que le abrieron el corazón al apoyarle en las pasadas elecciones.

Le presentamos a ustedes nuestros anhelos, necesidades y angustias, le confesamos nuestros desvíos y extravíos y, después nos levantamos casi antes de pronunciar el “amén”. Igual que un paciente que consulta al médico presentándole sus síntomas y se retira precipitado sin la prescripción para sus males, así nos retiramos agitados, llevando con nosotros nuestros fardos, pesares y angustias. ¡Cuanto perdemos por no saber esperar en silencio la respuesta de Dios a nuestras necesidades!
Dice la pluma inspirada: “Debemos oírle individualmente hablarnos al corazón. Cuando todas las demás voces quedan acalladas, y en la quietud esperamos delante de él, el silencio interior hace más distinta la voz de Dios. Nos invita: “Estad quietos y conoced que soy Dios. Solamente allí puede encontrarse verdadero descanso”.

El rocío humedece los campos durante las noches silenciosas no cae en medio del ímpetu vociferante del vendaval o en medio del ruidoso fragor de la tormenta anunciada. De la misma manera, el rocío de la gracia divina desciende sobre el corazón que, en silencio, descansa en el Señor y en sus preciosas promesas.

Las operaciones más poderosas de Dios, tanto de la naturaleza como de la gracia, son silenciosas e imperceptibles. El arroyo poco profundo murmura al deslizarse dentro de su curso y es oído por todos; pero la llegada de las estaciones del año es silenciosa e invisible. La tormenta infunde cuidados y produce temores, sin embargo, amainada la furia, sus efectos se muestran parciales y reparables; el rocío, sin embargo, aunque suave y silencioso, opera como un elemento vivificante y sus efectos son duraderos.
Confiemos en nuestro presidente, el Doctor Leonel Fernández Reyna como el silencio que llega sin preguntar en cual cada estación del año, que llega como el rocío refrescante de la vida, ¡que llegue, que llegue, que llegue.